Citas

Es fácil engañarte a ti mismo, pensando que, si pones la mitad del esfuerzo, puedes obtener el ochenta por ciento de los resultados. Eso definitivamente no funciona para nada que tenga importancia. Hay muchas cosas que son grises en nuestra vida, pero el compromiso como tal es bipolar: es blanco o negro.

Si eres medio confiable, no eres confiable. Si a menudo eres confiable, no eres confiable. Si eres mayormente confiable, no eres confiable. Lo mismo ocurre con la integridad, la consistencia y otras cualidades esenciales en un ser humano. Hay que estar comprometido en un cien por ciento. No hay alternativas. 

El compromiso no solo nos ayuda a ser mejores en lo que hacemos, sino que también hace que otras personas quieran ayudarnos a lograr nuestras metas. Si los que están alrededor nuestro reconocen tu compromiso en una tarea, se dan cuenta de la importancia que esa tarea tiene para ti y harán lo posible para apoyarte, sin que se lo pidas. 

En el caso de Roberto y Nando se dio en múltiples circunstancias. Podemos tomar como ejemplo el 4º día de travesía. Estaban parados sobre la primera cima y sosteniéndose con la débil esperanza que ofrecían lo que parecían ser dos picos lejanos sin nieve. La falta de nieve podría significar que eran picos más bajos. Era una señal positiva, pero exigua. Decidieron lanzarse hacia el oeste, aun sabiendo que no había vuelta atrás. Ese acto requirió de una enorme fortaleza mental. La misma que tuvo que aplicar Tintín, cuando aceptó volver solo, sin ninguna compañía más que su valor, desde ese lejano punto hasta el fuselaje.

La fortaleza mental es como una inyección de corto plazo. Nos ayuda en nuestro desempeño bajo presión, pero es muy difícil (incluso puede ser malsano) sostenerlo por mucho tiempo. Lo bueno, es que la fortaleza mental equilibra los extremos. Nos permite asumir logros y reveses con más ecuanimidad.

Un gran número de las estatuas que vemos en las plazas y los cruces de las grandes avenidas de todas las grandes ciudades del mundo están erigidas para recordar a individuos que, en su momento, decidieron hacer algo que la gran mayoría no creía posible. Alejandro Magno, Colón, Napoleón, George Washington, Gandhi, son algunos ejemplos de tantos más que diseñaron una nueva concepción de la realidad en sus cabezas y luego la llevaron adelante con convicción. El camino para ellos nunca fue sencillo, por el contrario, estuvo plagado de reveses, demoras enervantes, inviernos crueles y traiciones.

Son más conocidos sus éxitos que sus fracasos, sus momentos brillantes más que los momentos de frustración. Pero todos los tuvieron. Ocurre que la humanidad avanza gracias a los riesgos que asumen individuos de ese porte, basados en una lectura razonablemente optimista y una gran convicción. Son esas lecturas, lo que ellos interpretan que podría ser, lo que permite superarse permanentemente, a reinventar las relaciones sociales, a incorporar nuevas tecnologías, a descubrir nuevos horizontes. Poco nuevo se logra en la seguridad de los actos conocidos y con miedo al fracaso. 

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En algún momento de la vida te tocará ser liderado o liderar a otros. El proceso comienza con el liderazgo personal y sigue con el liderazgo efectivo de otras personas para la consecución de metas acordadas. No todos tenemos por qué tener interés en liderar a otros, pero comprender cómo funciona el liderazgo es muy importante para integrarte productivamente a cualquier equipo.